sábado, 2 de marzo de 2024

Partiendo la Palabra Dom. III de Cuaresma (Jn 2,13-25) ¿Vive Jesús en ti?

Este Evangelio narra la expulsión por parte de Jesús de unos mercaderes apostados en los atrios del Templo de Jerusalén. La Catequesis que emana del actuar de Jesús, es diáfana. El Templo de Jerusalén es el Lugar Santo por excelencia de Israel. Mercadear en sus atrios implica empañar la Santidad de Dios al servir a ese otro dios que pugna insistentemente por hacerse con el corazón de todo hombre: el dinero. Jesús lo dice sin medias tintas:  No podéis servir a Dios y al Dinero (Mt 6,24).  Es un  servir en el contexto de adorar. Si adoramos o no al dinero, es verificable por nuestro criterio respecto a cómo empleamos nuestro tiempo. El que se afana por tener más y más, casi imperceptiblemente, va desplazando su tiempo hacia el dios Dinero, y se apega más a sus cosas que a las cosas de Dios.

  Es como tener un cáncer en el alma. Se llega a un   afanarse ridículo por “por un soplo de vida" como dice este salmista (Sl 39,6-7).

  Jesús habla de un propietario necio, cuyos campos dieron una cosecha excelente y lo único que le pasó por su mente fue hacer más grandes sus graneros para poder almacenar su cosecha. Ni Dios ni su prójimo entraron en sus planes. Dijo entonces Jesús: ¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma. Fijémonos bien lo que Jesús le dijo: Te reclamarán el alma y...  no encontraste tiempo para hacer de ella, un Templo para Dios (Jn 14,23) Que Dios nos corrija y encamine para que no seamos acreedores del título de necios.... el título de los perdedores. 

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

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