La primera parte de este Evangelio es un canto a la
Imprudencia que nos abre a la Fe. Hablo de la imprudencia que movió a María
Magdalena a salir entre penumbras en búsqueda de Jesús.
Sus ojos le habían visto morir en la Cruz... ¿Por qué
esas prisas en ir hacia el sepulcro antes del amanecer? Podemos decir que más
allá de la evidencia de su muerte tiene la certeza de lo que Él había
proclamado: ¡Resucitaré al tercer día! Podía haber esperado a que amaneciera y
salir hacia el sepulcro con alguno de los apóstoles, pero su amor a Jesús no
resiste más demora. Tengamos en cuenta que hace 2000 años los asaltantes se
apostaban junto a las murallas de las grandes ciudades, como Jerusalén, por eso
los viajantes iban en caravana para protegerse. María sale sola, desafía todo
peligro aferrándose a las Palabras de Jesús: Resucitaré al tercer día y… ¡Ya es
el tercer día!
El Amor que
brota del alma tiene que ver mucho con la infinitud y está mujer lo intuye...y
quiere tenerlo a toda costa, por lo que, apartando la lógica de su mente, da
alas a su alma y arriesga su honor, su dignidad y hasta su vida ...porque busca
la Dignidad, el Honor y la Vida vienen de Él (Mc 8,35). Sabemos que encuentra a
Jesús quien la llama por su nombre: ¡María! (Jn 20, 16). Ella supo entonces que
Jesús la hacía suya (Is 43, 1,b). Esa noche está mujer lloró y lloró
bendiciendo... su Imprudencia.
El que busca a Dios Partiendo de tener todo
controlado... sólo encontrará espejismos. Sólo los "ilusos imprudentes
"podrán decir un día cómo la esposa-alma del Cantar de los Cantares que
también desafió la oscuridad y el peligro de las murallas hasta encontrar a
Dios: "...Encontré el amor de mi alma, lo he abrazado y no lo soltaré… (Ct
3,1-4b).
*¡¡Bienaventurados los Imprudentes porque me
encontrarán dice el Señor Resucitado!!*
P. Antonio Pavía
Comunidadmariamadreapostoles.com
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