Un fiel israelita que sufre un sinfín de penalidades
por parte de los que le odian, por su fidelidad a Dios, le ruega, que susurre a
su alma: "Yo soy tu victoria" (Sl 35,3b). Este buen hombre es figura profética de Jesús
y de sus discípulos, pues también sobre ellos se ceban los agentes del
mal. Oímos lo que Jesús dice al Padre respecto a sus discípulos: " Les he
dado tu Palabra y el mundo les ha odiado porque no son del mundo. (Jn 17,14).
Nos da la impresión de que ser discípulo de Jesús no
es un buen negocio, y así sería si el mal y sus agentes tuviesen la última
palabra sobre nosotros. La verdad es que analizando la historia vemos que
los que se empecinaron en el mal, yacen en el desierto del olvido, mientras que
los que vencieron al mal amando, perdonando y haciendo el bien a amigos y
enemigos están vivos en la memoria de los pueblos y sobre todo, en el Corazón
de Dios.
Esto es lo que celebramos hoy en la Fiesta de la
Ascensión de Jesús al Padre. Cantamos su Victoria sobre el mal y también la
nuestra. Cantamos, juntos con San Pablo y todos los discípulos de Jesús a lo
largo de 2000 años, que ..."En todo salimos vencedores gracias a Aquel
(Jesús) que nos amó…" (Rm 8,37...)
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles com
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