Siguiendo con el Salmo 73 vemos que el Salmista al constatar que, en general, a nadie le preocupa tener un corazón lleno de juicios, rencores, venganzas...etc. parece que se desanima. Ve a tantos que rezan con sus labios sin preocuparse de la ponzoña que destilan sus corazones, que su fe se tambalea.
Incluso llegan a sus oídos argumentos tan venenosos como … ¿Es que Dios se va a enterar? (Sl 73,11 ). A nuestro amigo se le parte el alma al oír interiormente estás alegaciones propias de los necios. Su mente es zarandeada por pensamientos tentadores como: ¿Para eso he limpiado yo mi corazón? (Sl 73, 13).
Seguimos el lunes.
P Antonio Pavía
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