Hoy vemos que llevan ante Jesús un hombre sordo y con gran dificultad para hablar. Desde el punto de vista catequético, se trata de alguien, que por las razones que sean, en su relación con Dios, jamás le escuchó con los oídos de su corazón, como diría San Agustín; y por la misma razón tampoco sabía hablar con Él, no obstante, sus rezos. Unos amigos de este hombre, " estos sí que son verdaderos amigos" le llevan donde Jesús. Él le toma aparte, signo de bellísima intimidad, y le hace unos gestos que simbolizan la transmisión de la Eficacia Salvadora de su Palabra. Primero mete sus dedos, que respecto a Dios representan su Fuerza que engendra la Fe, que a pesar de que persistan dudas con sus combates, es sembrada en su corazón.
A continuación, con su saliva, que simboliza su Palabra, de hecho, sin
saliva, no podemos casi hablar, tocó su lengua haciéndola así apta para hablar
con Dios, por ejemplo, con un Salmo que ya no lo rezas con la mente sino con
los labios del corazón. Así rezaban los Salmos, por inspiración del Espíritu
Santo, los judíos íntegros, como por ejemplo María, José, Lázaro...etc...
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario