Cuando el desánimo, una de las armas preferidas por Satanás para tambalearnos,
perfora nuestra alma, mente y corazón, hemos de sostenernos con la Sabiduría -Palabra
de Dios- Hagamos nuestra la promesa de Dios a Israel cuando su esperanza de
seguir siendo su pueblo elegido, estaba casi desvanecida. Oigamos como Dios
reaviva su esperanza casi perdida: "Con amor eterno te amé, por eso
reservé gracia y misericordia para ti…y tu alma será como un huerto
regado" (Jer.31, 2..12).
Reseco y árido estaba el huerto del
alma de Pedro en esa noche de traiciones; sin embargo, con una humildad que a
todos nos enamora, supo esperar a Jesús, quien con un amor "
incomprensible", le confió sus ovejas.
Damos un salto y vemos a Pedro en la
noche anterior a su martirio. Sobrepasando sus miedos normales, podemos decir
que su gozo era ya eterno, ¿Por qué? Porque en su misión de apacentar las
ovejas que Jesús le había confiado, seguramente, haría suyas estas palabras de
la esposa-alma del Cantar de los Cantares: "Los frutos, tanto los nuevos,
como los añejos, los he guardado, amado mío, para ti "(Ct 7,14b).
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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