miércoles, 11 de septiembre de 2024

Tuyo soy Señor, Tú eres mi Fuente ( II )

 




Cuando el desánimo, una de las armas preferidas por Satanás para tambalearnos, perfora nuestra alma, mente y corazón, hemos de sostenernos con la Sabiduría -Palabra de Dios- Hagamos nuestra la promesa de Dios a Israel cuando su esperanza de seguir siendo su pueblo elegido, estaba casi desvanecida. Oigamos como Dios reaviva su esperanza casi perdida: "Con amor eterno te amé, por eso reservé gracia y misericordia para ti…y tu alma será como un huerto regado" (Jer.31, 2..12).

  Reseco y árido estaba el huerto del alma de Pedro en esa noche de traiciones; sin embargo, con una humildad que a todos nos enamora, supo esperar a Jesús, quien con un amor " incomprensible", le confió sus ovejas.

  Damos un salto y vemos a Pedro en la noche anterior a su martirio. Sobrepasando sus miedos normales, podemos decir que su gozo era ya eterno, ¿Por qué? Porque en su misión de apacentar las ovejas que Jesús le había confiado, seguramente, haría suyas estas palabras de la esposa-alma del Cantar de los Cantares: "Los frutos, tanto los nuevos, como los añejos, los he guardado, amado mío, para ti "(Ct 7,14b).

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 

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