Pregunta Jesús a sus discípulos: ¿Quién dice la gente que soy yo? Hubo toda
clase de respuestas: Que eres Elías, Jeremías...o sea cualquier profeta, pero
no el Mesías. Aceptarle como Mesías implicaba aceptar que llegó el tiempo de
convertirse y para quien cree superficialmente en Dios, hay que mantener las
distancias ante la conversión pues corta las alas; es mejor ponerse de
perfil. Jesús les dice entonces: Y vosotros: ¿Quién decís que soy yo?
Pedro en nombre de todos dijo: " Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios
vivo".
Pedro habló con la Sabiduría de Dios. Es cierto que en su Pasión negó a
Jesús, pero recordemos que Él le había prometido que llegaría a ser pescador de
hombres; que esto es el Discipulado. Pedro debería de ser nuestro espejo. En su
debilidad, supo esperar el cumplimiento de la promesa de Jesús.
P. Antonio Pavía
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