lunes, 9 de septiembre de 2024

Partiendo la Palabra Tuyo soy Señor, Tú eres mi Fuente (I).

 



Este ciclo de Catequesis, tiene como centro, la experiencia de Pedro que, a pesar de su traición a Jesús, no renunció a seguirle; tenía demasiada sed de Él, tampoco quería privarse de "la otra sed" que Jesús había sembrado en su alma: "la de pertenecerle a Él". Por eso supo esperarle; confiaba en su perdón. Jesús fue a su encuentro; nuestro amigo, se preguntaría después, una y mil veces... ¡Como pudo sobrevivir a tanto amor! Nos asomamos temblorosos a ese encuentro (Jn 21,15...).

  El Señor encontró a Pedro, pecador, pero con una sed infinita, de su abrazo de acogida; con   esa sed de la que nos habla David: "Dios mío, mi alma tiene sed de ti, como tierra reseca, agotada y sin agua..." (Salmo 63,2). Esa sed que queramos o no todos tenemos. Así estaba el alma de Pedro. Jesús, que es siempre el Buen Pastor lo sabía y por eso, aquella mañana, le tomó aparte y selló en su corazón su definitiva pertenencia a Él al preguntarle: ¿Me amas? Apacienta mis ovejas. ¡Le confió sus ovejas para que se las apacentase con las palabras propias de Él mismo y que son “Vida y Espíritu” (Jn 6,63 b)!

 ¡Así es como nos ama Jesús...! ¡A todos sin excepción, hayamos hecho lo que hayamos hecho!

  Seguimos el miércoles.

 

 P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

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