lunes, 9 de noviembre de 2015

Párrafos largos…


 
He observado algo que sucede a los que escribimos (como nos encanta…). Es el no darnos cuenta de que los “textos”, (que no son novelas escogidas ni nada que se busque por interés), a veces se hacen eternos… NO se leen en su totalidad o se saltan líneas para llegar al final (si es que se llega).  

¡Es verdad!, a mí me pasa lo mismo como lectora. El siglo XXI tiene la culpa, nos ha cambiado todo, incluso la vista… Y al que escribe, en cambio, el tiempo se hace lento y fiel compañero hasta que miras el reloj ¡Susto!

¡Hay que arreglar esta discordancia entre el lector y el escritor! Seamos claros, concisos y nada de “rollos geniales” porque acabaremos sin leer una sola palabra, mientras los de la pluma nos desgañitamos poniendo el alma.  

Menos alma, más “miga clara” y menos palabras para decir lo mismo. Lo digo por mí y porque me pasa a mí, lo digo por ti y porque no somos monjes ni monjas de clausura (días de mil horas).  

Van 175 palabras y espero no llegar a 250 para decirte que vivas la vida sí, pero de la mano de Aquel a quien importas más que a nadie. Él te conduce, te calma y te hará sonreír. Aprovecha tus años para descubrir la Verdad de tu Ser siempre Amado e Infinito.

247 palabras… ¡Ufff, qué sudores! Pero quería decirte: ¡Cuenta con Él!  


Qué Dios te bendiga


Emma Díez Lobo

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