miércoles, 18 de abril de 2018

¡Qué tres palabras!!!


                                                                                     
Católico, Apostólico y Romano: Gracia, Grandeza y... No sé cómo explicarlo porque no es fácil encontrar un católico.

No por bautizado, por hacer la Comunión, por…  se es católico. ¡NO!, esas tres palabras necesitan un compromiso diario con el Evangelio.

Alguien me decía: Mi Evangelio es no hacer mal a nadie… Ahí termina su catolicismo. Otro me contaba: Yo soy católico pero no comulgo con muchas cosas de la iglesia; los Evangelios fueron escritos por hombres… Tengo mis propias ideas. Con una sola gota de la sangre de Jesús ya estamos todos perdonados… Ahí termina su catolicismo.

Así uno y otro sin reparar en el significado de esas tres Palabras. ¿Leer o escuchar el Evangelio? Ya les contaron cuando eran niños, no hace falta nada más… No hay que matar, ni hacer daño al prójimo a no ser que lo hagan a tus hijos o a ti… Ahí termina su catolicismo.

Ser Católico es creer en el Evangelio sin poner en duda la Palabra de Cristo, aunque no estemos en el año 0 en Tierra Santa.

Ser Apostólico es creer en la Palabra de Dios puesta en boca de su Hijo Jesús, escrita y trasmitida por sus Apóstoles. Hoy, por sus Consagrados y discípulos.

Ser Romano es creer en la Cabeza de la Iglesia de Cristo: “Pedro, sobre ti edificaré mi Iglesia” y mártir en Roma, Roma es Sede Papal.

Si estas tres palabras no se entendieran así, nuestra catolicidad no tiene base alguna por muy bautizados que estemos; sólo depende de ti y de mí ser reconocidos ante Dios en el día del juicio y, más aún habiendo sido Bautizados en su Nombre.

Su Palabra ni se juzga, ni se cuestiona ni se discute, simplemente se obedece.
Pidamos Fe, Sabiduría y Confesión (Misericordia infinita) para ser un VERDADERO CATÓLICO, APOSTÓLICO Y ROMANO. Hay muchos hijos perdidos bautizados.  

Emma Díez Lobo

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