jueves, 31 de enero de 2019

Entender la Misericordia de Dios





¡Ojo! no abuses de la Misericordia de Dios… “Hago lo que me parece mientras vivo y, al final de mi vida -o en medio- me confieso y ¡Ya!”, y  ya te condenas… 

Pecar para confesarse después, no es lícito ante Dios. Son cosas del demonio que te insta a tener la esperanza del perdón cometiendo pecados sin fin. Dios es justo y misericordioso pero no Le obligues a perder su paciencia contigo -está Escrito-. 
  
El infierno es inmenso como el firmamento ¡No sabes lo fácil que es llegar! La creencia de que el perdón es “gratuito” es una grave ofensa a Dios. 

Si no hay dolor de conciencia ante cualquier pecado por pequeño que sea y reincides sin fin porque piensas que obtendrás el perdón infinito, te aseguro por Palabras del Antiguo y Nuevo Testamento, que no serás perdonado: Daniel 5-3; Isaías 1; Mateo 21-29; Job 14-17; Eclesiastés 5-5; Génesis 15-16… Todos hablan de no añadir pecado sobre pecado… El mero hecho de ser un fariseo, por no cumplir, es suficiente para que Dios te juzgue y te condene; lee como dijo: “No os conozco” (Mt. 7:21-23).    

La desobediencia a La Palabra, donde está toda tu vida y comportamiento, es la clave de su frase: “No te conozco”. Hacer lo que “te parece correcto” sin pasar por el Evangelio, no viene de Dios, sino de ti… ¡Pobre miserable!  

Pidámosle ayuda para actuar en comunión con su Palabra. Dios ensalza nuestra lucha y nos perdona si ponemos nuestra debilidad en sus manos, deseando con el alma parecernos a Él y Él, es el Evangelio.

No esperes al final un perdón gratuito… Su justicia será implacable.   
   
 Emma Díez Lobo


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