lunes, 21 de enero de 2019

Herejía


                                                      


      
Nuestros antepasados estaban “locos”… ¡Qué poco entendieron el Evangelio!, ¿mira que matar por no creer en Jesús? El fanatismo conduce a la muerte y, eliminar la vida, es pecado mortal.  

En verdad que no leyeron o no entendieron La Palabra… Jesús era bondad ¡Qué locura pensar que Dios estaba con ellos, qué locura! Antes está Dios en un no creyente bueno, que en un “creyente” asesino.  

Jesús está por la vida: “El vino nuevo en odres nuevos” (Evangelio) y, aunque a Él lo mataron los no creyentes, gracias al “Vino Nuevo” (su Palabra), Él les perdonó. ¿Quiénes somos nosotros para actuar de distinta manera?

El hereje busca contrariar la fe o el dogma de una religión, particularmente la de Cristo, pero aún con toda la gravedad que esto significa, la vida es sagrada y solo Dios juzgará en el día final, no el hombre.   

Hoy la herejía se desata en sectores de la vida con un odio cerval, es el “MAL” regocijándose en el dramático desenlace mortal… Y como dijo una vez el Padre Pío a un hombre que se confesaba: “Si no crees en el infierno, cuando mueras lo verás”.   

Bendita suerte la de aquellos que imploren la Misericordia infinita de Dios, pero por desgracia muchos no lo harán. Dios dijo que pocos se salvan y es infinitamente cierto.
   

Asesinar en nombre de Dios u odiar a quienes siguen a Dios, es cumplir la voluntad de Satanás. El infierno está lleno… Y la puerta del cielo es muy estrecha. “Quien tenga oídos que oiga” (Jesús); quien tenga el Nuevo Testamento, lo lea (Emma).

                                             

Emma Díez Lobo


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