martes, 29 de enero de 2019

Qué desea la Navidad




                                                                                    
Si eres católico, no un cristiano “adulterado” que añade, quita o cambia la Palabra Escrita (Apoc. 22:18,19), sabes que la Navidad es un renacer en La Palabra de Jesús. Cada año, Él nos recuerda junto a su Madre, que el alma sigue, que cada uno vivirá eternamente donde “elija”.

Hace poco, en Navidad, escuché a un tipo -en un “viral”- que  decía: “Si Jesús ha muerto para salvarnos, todos somos salvos; ni las misas, ni las oraciones, ni las religiones, sirven para nada”… Perfecto ignorante que cree salvarse porque Jesús murió por él, perdonando toda su vida y asunto concluido.

Cuando no se lee La Palabra, el mal se aprovecha y se instala en el alma. Pocos se salvan en verdad y, con estos “speeches” absurdos e intencionados, menos aún. El tema es alejar al hombre del Evangelio.

La Navidad es recuerdo y es Gracia; es tener la oportunidad del cielo haciendo “el camino” y, en cada paso, un mensaje de Cristo. Pues ¿Qué otro motivo tuvo su Nacer sino su Palabra? Antes de Él, ni cumpliendo los Mandamientos, el cielo se abría para nadie. 

Hoy lo tenemos abierto, pero ni tú ni yo entraremos si NO atendemos al Evangelio, si no consideramos la confesión y la Eucaristía, como medio para llegar a Él. El Bautismo por sí solo, no garantiza la salvación. 
    
La Verdad no es un misterio, es UNA y está ESCRITA. ¿Dónde la humildad de NO reconocerse miserable ante el Evangelio? Mal final veo...

Recordemos el Libro Sagrado en cada Navidad, lo practiquemos en toda su plenitud y nos salvemos.  

Emma Díez Lobo

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