martes, 5 de febrero de 2019

Hablemos de la “lámpara”




                                                                         
Sí, de la luz que te da el Evangelio y no eres capaz de difundir nada.

- Oye, que yo soy devota del Cristo del Pardo y de la Virgen de la Macarena…

- Ya, y yo de Johan Strauss… Pero ¡vamos a ver!, de qué te sirve tanta “devoción” si no “iluminas” porque dices que cada uno tiene sus propias ideas privadas.

- ¿?

- ¡Qué es ser devoto para ti! ¿Qué te encanta la escultura de Gregorio Fernández?  Pues a mí también, pero eso no es llevar a Jesús en tu vida… Si lo llevaras, tal vez irías menos al Pardo y Leerías más sobre lo que el artista quiso representar, de lo cual pasas olímpicamente.

Llevar la luz de Cristo en tu corazón es verLe en la gente, tener la suficiente humildad para darte cuenta de que el mundo necesita de ti, de tu caridad y amor. Pero andas tan alejado…   

- Yo rezo y pido a Dios…

- No, si lo de pedir no me extraña, pero de dar… ¡Da El Evangelio! y ayuda a los ministros que hablan en su Nombre. ¿Por qué escondes la Bendita Luz de Dios? Yo te contesto: porque no te interesa o porque temes que te “califiquen de mojigato”. ¡Claro que esto sería un honor, si entendieras que significa llevar encendida la lámpara de Dios!

Reza sí, pero para que te ilumine porque ¡alma de cántaro! eres opaco como el aluminio, como si Dios no existiera más que en una urna de cristal… Qué gran escultura ¿eh?  

Sé devoto de su Palabra, sé devoto de su Resurrección y tal vez si lo intentas, un día llevarás esa luz que Dios espera la saques del trastero y la difundas.

Emma Díez Lobo
   

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