sábado, 27 de junio de 2020

DOMINGO XIII.T.O.



Leemos en el Evangelio estas palabras bellísimas de Jesús a sus discípulos: "Quien a vosotros recibe, me recibe a mí y a mi Padre" (Mt 10,40).

Se refiere a recibir a unas personas concretas que ondean, en su corazón y en su mirada, la bandera de la libertad. Son libres por el Evangelio que anuncian; libres porque son conscientes de que Jesús ha puesto sus "palabras de Espíritu y Vida” (Jn 6,63) en sus labios; libres porque, mientras sean fieles al Evangelio que su Señor les ha confiado, no tienen que plegarse a nadie que les incite con favores y reconocimientos a desvirtuarlo. Son libres porque quien les envía es el Señor, que ha vencido a la muerte.

Al decirnos Jesús que quien les reciba es a Él y a su Padre a quienes reciben, está señalando implícitamente que únicamente los que acojan el Evangelio que predican, tendrán el corazón lo suficientemente purificado como para reconocerle a Él en sus enviados.

Este es uno de los más brillantes dones que Jesús legó a su Iglesia: que haya hombres que tengan la Gracia de hablar en su Nombre, y que haya personas que reconozcan en sus rostros la Luz de Jesús y los reciban mucho más que por amistad... los reciben porque saben que reciben a Jesús y al Padre.


https://www.youtube.com/watch?v=GdIidbnjweU&feature=youtu.be

P. Pavia
comunidadmariamadreapostoles.com

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