miércoles, 3 de junio de 2020

LA PALABRA EN EL CORAZÓN




Un salmista dirige está súplica a Dios: "Que llegue a tu presencia el meditar de mi corazón" (Sl 19,15). Para un israelita el verbo meditar contiene un significado riquísimo; implica conferir la Palabra hacia el corazón esperando confiadamente que Dios se la parta como se parte el pan; es entonces cuando el alma se deshace en susurros de gratitud a Dios, susurros que llegan a su presencia como suplicó el salmista. Es un meditarla en el corazón como hacia María de Nazaret y no en la mente sin más recurriendo a pensamientos elevadamente devotos que motiven  algún propósito más o menos voluntarista que bien sabemos el escaso recorrido que tienen en general.

Los fariseos, es importante tener esto en cuenta, escuchaban a Jesús, pero sus palabras no fluían de la mente hacia el corazón porque se interponían contra sus intereses, sus vanidades. Jesús les repitió la denuncia que siglos antes había proclamado Isaías: " Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mi" (Mt 15,8). Denuncia siempre vigente. Pidamos el espíritu del salmista para que nuestra oración llegue desde nuestro corazón hasta la Presencia de Dios.

Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com


No hay comentarios:

Publicar un comentario