lunes, 31 de marzo de 2025

Partiendo la Palabra El Evangelio y tus frutos (I) (Jn 12,20-32)

 



Iniciamos este ciclo catequético, en el que, bajo la inspiración de Dios, abordaremos la identidad entre Jesús Maestro y cada uno de sus discípulos llamados a iluminar como antorchas suyas un mundo que ama más las tinieblas que la luz. (Jn 3,20).

 Damos comienzo; unos griegos que estaban en Jerusalén, con motivo de la Pascua, oyen hablar de Jesús. No son judíos, pero sienten una atracción especial por este pueblo por ser monoteístas, pues entienden que solo desde el monoteísmo es posible tener una relación afectiva y personal con Dios.

Así pues, tenemos a estos griegos en Jerusalén y ese "Dios Único" a quien buscan le sale al encuentro, al propiciar que oigan a hablar de Jesús, de quién dicen que es el Hijo de Dios. Hablan con uno de sus discípulos, Felipe, y le dicen que quieren ver a Jesús. No sabemos si son movidos por una simple curiosidad, o por algo mucho más serio. No importa, todo buscador de Dios, empieza sus primeros pasos movido también por una pizca de curiosidad. Felipe los escucha, y junto con Andrés dicen a Jesús que un grupo de extranjeros quieren verle; tengamos en cuenta que el la Escritura, ver implica conocer e incluso estar con aquel a quien se conoce. Es lo que Jesús llama conocer con y desde el alma al afirmar que "El conoce al Padre y los fariseos no" (Jn 8,54-55).

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 29 de marzo de 2025

Partiendo la Palabra Dom. (IV) Cuaresma Lc 15,1--3.11-32

 


Padre: Aquí estoy

 Dice el Salmista: "Si hoy escucháis su voz, no endurezcáis el corazón..." (Sl 95,7b-8). No preguntamos, que tendrá que ver esto, con el hijo pródigo del Evangelio de hoy. Veamos:  Lucas dice que los publicanos y pecadores, solían ir donde Jesús para escucharle; también los fariseos, pero para murmurar de Él. Entonces Jesús habló - a estos fariseos- de un hijo que cansado de vivir con su padre decidió ".vivir su vida lejos de él" Con el tiempo su soñada vida era un caos, ni siquiera podía alimentarse con las algarrobas que daba a los puercos que cuidaba. Entonces, aprovechando un soplo de lucidez se volvió hacia su interior y se dijo: Me muero de hambre, iré donde mi padre y le diré: " pequé contra ti..." Sin duda está es la forma más bella y tierna de decir a Dios: ¡Padre mío, Aquí estoy!  Este hombre representa a los publicanos y pecadores, que solían escuchar a Jesús sin esos filtros que camuflan o justifican nuestros pecados.  Los fariseos creían que lo hacían todo tan bien, eran tan perfectos, que no necesitaban el Evangelio de Jesús y por lo tanto, tampoco a Él.

 Volvemos al hijo pródigo. Fue donde su padre, sin excusas de ningún tipo. Solo quería decirle: ¡Padre, pequé …! Su padre no le dejó hablar más. Se le echó al cuello, le abrazó, le besó...y cuatro fuentes de lágrimas les empaparon:  las de los dos ojos del Padre y de las de los ojos del hijo.

Atención: toda la Belleza y Grandeza del Discipulado empieza así. Ahora entendemos que, no hay mayor Bendición que la de llegar a ser Discípulo de Jesús.

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 26 de marzo de 2025

Partiendo la Palabra Buscadores de Dios Los Discípulos de Jesús (XII)

 

 

Como colofón a esta serie hablamos de los Discípulos de Jesús de todos los tiempos.

 Hacemos hincapié en los actuales, que al igual que los que nos precedieron, estamos llamados a ser la Luz de Jesús entre los hombres (Mt 5,14 ). Esta misión que nos enlaza con el mismo Jesús, Luz del mundo (Jn8,12) Él es la Palabra del Padre que, como tal, ilumina a todo hombre de este mundo. (Jn 1,9).

 Como Discípulos suyos, Jesús nos envía a un mundo que ama más las tinieblas que la Luz (Jn 3,19...) Por eso nos dice: "Id al mundo entero y haced discípulos a todas las gentes..." (Mt 28,18-20).

 Id y haced saber a todos, que hay más vida que la que ellos buscan incansablemente; decidles que "Yo soy el Camino, la Verdad, y la Vida"(Jn 14,6). No tengáis miedo... os   despreciarán, incluso os perseguirán, pero yo, que soy vuestro Buen Pastor, jamás os soltaré de mi mano.

La persecución del mundo a los discípulos de Jesús es fruto del fracaso que supone vivir sin Trascendencia. Por mucho que alguien sea agasajado, el paso de los días, es como un toque de campana que muy a su pesar, le recuerda que está viviendo en una burbuja atractiva, y con fecha de caducidad. Un Discípulo de Jesús, no odia a nadie, ofrece con su forma de vivir y hablar una respuesta a ese ir hacia ninguna parte. No odiamos, ni siquiera juzgamos, huimos de cualquier viso de superioridad y cuando alguien nos pide respuestas, que ellos no tienen, les ofrecemos la respuesta en la que nosotros encontramos el descanso de nuestros anhelos, el reposo de nuestra alma inquieta por naturaleza...les hablamos con inmensa misericordia del Evangelio de Jesús, de sus palabras que tienen Espíritu y Vida (Jn 6,63 b).

 Si ven que "estamos vivos" gracias al Evangelio que les ofrecemos, algunas huellas de Dios hemos sembrado en sus almas.

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 24 de marzo de 2025

Partiendo la Palabra Buscadores de Dios (XI) Esteban

 



 Hablemos de Esteban, el primero en derramar su sangre por seguir a Jesús. Esteban miembro de la primera comunidad cristiana, proclamaba por toda Jerusalén que Jesús era el Mesías anunciado por los profetas y que todos esperaban fervorosamente. Por su testimonio, fue juzgado tal y como Jesús había profetizado (Jn 16,1-4). La muerte, por lapidación, que le esperaba, muy dolorosa, quedaba minimizada al lado de lo que Jesús había prometido: “Al que se declare por mi ante los hombres, yo me declararé por él ante mi Padre. (Mt 10,32).

Con la Fuerza de estas Palabras de Vida, guardadas en su corazón, como María, dio este testimonio de Jesús ante el tribunal: "Veo el Cielo abierto y al Hijo del Hombre, de pie, a la diestra de Dios" (Hch 7,56-60). De pie, que era la postura de los abogados defensores en los juicios, estaba Jesús abriéndole las puertas del Cielo.

Durante su martirio Esteban proclamó su identidad y adhesión a Jesús, con palabras como las suyas: ¡Señor Jesús, recibe mi espíritu! También... ¡Señor, no les tengas en cuenta este pecado!

 El Espíritu Santo suscitó esta bellísima identidad de Esteban con Jesús, para decirnos que los Discípulos de Jesús, no morimos como los demás, sino que como Esteban (Hch 6,60b) ... Nos dormimos en el Señor (Ap. 14,13). 

 

P Antonio Pavía 

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sábado, 22 de marzo de 2025

Partiendo la Palabra (III) Dom Cuaresma (Lc 13,1-9)

 


"Para ti son mis frutos, Señor"

 Hoy Jesús nos previene sobre la morbosidad que suele darse ante accidentes, terremotos, desastres naturales...etc. considerándolos como castigos divinos; y la proliferación de " videntes" alimenta esta morbosidad. Ante esto Jesús nos dice: ¡Dejaos de conjeturas y convertíos!

 A continuación, y para que abramos los ojos, nos da una catequesis fortísima sobre una higuera con hojas deslumbrantes, pero sin fruto. Entonces el dueño del campo dice a su empleado que la corte sin más. El hortelano, que es el mismo Jesús, le dice: esperemos un año más, yo la cuidaré, la regaré y le echaré abono, y si aun así no da fruto la cortas.

Esta higuera somos nosotros. Esclavos de las apariencias, como los fariseos, lucimos nuestras hojas sin dar importancia a nuestra carencia de frutos...esos frutos que nacen del Evangelio.

Es hora ya de mirar a Jesús que con su Sangre abona nuestra higuera frondosa pero quizás estéril para que " junto a Él como discípulos suyos" demos los frutos que agradan al Padre. (Jn 15,1-5).

Conforme vamos creciendo en el Discipulado, se dan en nosotros esos frutos, como nos promete el mismo Jesús: "...Os he elegido y os he destinado para que deis fruto y vuestro fruto permanezca". (Jn 15,16). 

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 19 de marzo de 2025

Partiendo la Palabra No temas, Yo estoy contigo. (X) Pablo

 



Vemos a Pablo, lleno del Espíritu Santo, a raíz de su conversión. Recorre incansable una buena parte de Europa anunciando el Evangelio de Jesús. Enormes son las trabas e impedimentos que se le presentan, pero no se arredra. Hay sin embargo un momento en el que su ánimo parece quebrarse. Está en Corinto, anunciando a Jesús a los judíos de la sinagoga y resulta que casi todos le interrumpieron con blasfemias.

En la noche, el desánimo - la mejor arma de Satanás - hace mella en él. Quizás pensó que no había valido la pena haber dejado todo, que no fue poco, por predicar el Evangelio de Jesús. Pero Jesús estaba con él, pendiente de sus sufrimientos, y en medio de la noche, le dijo en una visión: "...No temas, sigue hablando, no calles, que yo estoy contigo." (Hch 18,9).

Mil pruebas, sufrimientos e incluso el martirio esperaban a Pablo al ponerse del lado de Jesús. Lo sabía, pero su amor a Él era tan enorme y sublime, que se mantuvo firme en su misión evangelizadora. Se nos eleva el alma hacia lo alto, al escuchar esto que escribe a Timoteo, su compañero de misión: "Estoy soportando estos sufrimientos, pero no me avergüenzo, porque sé muy bien de quién -se refiere a Jesús - me he fiado..." (2 Tm 1,12). 

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 17 de marzo de 2025

Partiendo la Palabra No temas, Yo estoy contigo. (IX Pedro)

 



Vemos a Pedro después de que Jesús curase y cicatrizase las heridas de sus negaciones. Para su sorpresa Jesús en forma de estrechísimo abrazo le pregunto por tres veces: ¿Me amas? Y ante su asentimiento, Jesús le asombró por completo al confiarle sus ovejas para que se las pastorease (Jn 21,15...) Pedro acaba de ser vencido por el Amor, ojalá que nosotros también. A continuación, Jesús le dijo: " Cuando eras joven tú mismo te ceñías y guiabas tus pasos”. O sea que, hasta entonces, Pedro creía que amaba a Jesús, pero no era consciente de que el voluntarismo, sin la Gracia de la Palabra en el corazón, tiene muy poco recorrido.

 Sólo después de sus negaciones lo supo. Continúa Jesús: "Cuando seas anciano - madurez de su fe- otro te ceñirá - Yo que soy tú Camino, tú Verdad y tú Vida- y te llevará por donde no quieras. Le está dando su Fuerza para aceptar los sufrimientos de su misión, incluido el martirio que su sensibilidad rechaza espontáneamente, como le pasó al mismo Jesús, en el Huerto de los Olivos (Mc 14,32-42 ).

 Veamos ahora a Pedro a punto de ser Crucificado. Fue la Fuerza de Jesús en él, la que le llevó hasta el martirio y con la misma Fuerza extendió sus brazos a sus verdugos.  Clavado en la Cruz dijo a Jesús: Aquí estoy mi Señor, con tu Fuerza, dando mi vida por ti y por tu Evangelio, sabiendo que Tú me la recuperarás gloriosa. (Mc 8,35) .

P. Antonio Pavía 

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sábado, 15 de marzo de 2025

Partiendo la Palabra (II) Dom Cuaresma Como seremos transformados (Lc 9,28-36)

 



Jesús sube al monte Tabor con Pedro, Santiago y Juan y se les muestra transfigurado, junto a Moisés y Elías.  Los tres Apóstoles no salen de su asombro. Pedro toma la Palabra y dice a Jesús: Nos apetece quedarnos aquí; hagamos tres tiendas, para ti, Moisés y Elías. Quizás el pobre Pedro pensó que se había excedido con su petición. Para estupor de los tres, fue el Padre quien respondió diciendo: ¡Este es mi Hijo, mi Elegido!: ¡Escuchadle! Nos apremia a escucharle, porque "La Palabra es la Luz Verdadera, que ilumina a todo hombre..."  (Jn 1,9) Que ilumina; he ahí el primer paso para nuestra, ¡Transfiguración!

Tenemos que preguntarnos: ¡Cuando entenderemos que lo que Dios quiere de nosotros, es que escuchemos el Evangelio de su Hijo! Así es como seremos transfigurados. Nos dice Jesús a este respecto que "Los justos brillarán como el sol en el Reino de su Padre" (Mt 13,43) Los justos, es decir los verdaderos buscadores de Dios, los que le buscan con corazón sincero. Entonces, el mismo Jesús...dejamos hablar a Pablo: "transfigurará nuestro cuerpo corruptible en un cuerpo glorioso como el suyo" (Fil 3,21).

Recordemos, solo hay un camino para alcanzar la Gloria que Dios quiere darnos: ¡Escuchadle!

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 12 de marzo de 2025

Partiendo la Palabra No temas, Yo estoy contigo. (VIII) Jeremías

 





Recordemos la promesa que hizo Dios a Jeremías: "Yo estoy contigo" Veremos ahora su cumplimiento a la luz de su testimonio (Jr 20,7-11).

 Empieza Jeremías desahogándose con Dios:

"Me sedujiste Señor y me dejé seducir...".  Es un lamento, porque profetiza al pueblo que irá cautivo a Babilonia, por haber dado las espaldas a Dios y a nadie le cae bien su predicación. Le hacen la vida imposible hasta que no pudiendo más dice protestando: La Palabra de Yahvé, es decir mis profecías, han sido para mí, motivo de burlas continuas, así que dije: ¡Basta, ya no hablo más en su Nombre! Dios que ama a Jeremías y por extensión a todos los Discípulos de su Hijo porque anuncian entre mil dificultades su Evangelio, se le manifiesta como Fuego en sus entrañas, y Jeremías... ¡Se rinde ante tanto amor! Le oímos: "...pero había en mi corazón un Fuego ardiente y aunque trabajaba por apagarlo, no podía. Dios en su misericordia le hizo ver que sí expulsaba ese Fuego de sus entrañas, le estaba expulsando a Él. Si a Él, el único que podía dar sentido a su vida. Supo entonces, que las llamaradas de su Fuego eran Dios mismo compartiendo con él su divinidad.

De esto nos hablan siglos después los Santos Padres de la Iglesia, como San Ignacio de Antioquia que escribe lleno de júbilo: !!He llegado a ser Palabra de Dios!! Claro que sí, a eso se refiere Jesús al decir que sus Discípulos somos "Luz del mundo" (Mt 5,14).

 Entrañable nos parece Jeremías "discutiendo con Dios". Los hombres y mujeres que, primero discuten con Dios y después terminan rindiéndose ante Él..." Son su ojito derecho" Ya son aptos y dignos para evangelizar en su Nombre.

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 10 de marzo de 2025

Partiendo la Palabra "No temas Yo estoy contigo" (VII) Jeremías

 





Los profetas de Israel llevaban grabada en su alma la "divina" experiencia de que Dios estaba con ellos, y por eso tuvieron su Fuerza para cumplir, en medio de mil sufrimientos, la misión que les había encomendado. Veamos la llamada y la promesa dada por Dios a Jeremías ante sus "excusas" de incapacidad para profetizar.

Veremos también   la promesa dada por Dios   para poder llevar a cabo la misión que le confiaba. Si bien es cierto que Jeremías se considera incapaz y lo que es más determinante: sin Sabiduría para hablar en su Nombre, Dios que conocía mejor que él sus carencias le dice: "No digas, soy un muchacho... No les tengas miedo, que aquí estoy yo para salvarte... Entonces alargó su mano, tocó su boca y le dijo:  Mira, he puesto mis palabras en tu boca ..." (Jr 1,7-9). 

 

Continuamos con Jeremías el Miércoles. 

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 8 de marzo de 2025

Partiendo la Palabra (I) Dm. Cuaresma (Lc 4,1-13) Para ti es mi música Señor.

 




 Este Evangelio versa sobre las tentaciones con las que Satanás intentó apartar a Jesús de su misión de salvarnos.  Veamos la segunda de ellas: Satanás lleva a Jesús a la cima de un monte, le muestra su gloria y poder, y le dice que todo será suyo si le adora. Por supuesto Jesús se negó.

La Catequesis es fortísima. Es sobre el peligro de servirnos de nuestras "buenas obras" para nuestra gloria ante los demás, dejando de lado a Dios. Jesús denunciará está actitud del más rancio fariseísmo en términos muy fuertes:

"Todas sus obras las hacen - los fariseos- para ser vistos por los hombres" (Mt 23,5). Como muestra de esta aberración Jesús nos dice que cuando demos limosna no lo vayamos trompeteando, como hacen los fariseos, sino anónimamente, sin que la mano izquierda sepa lo que hace la derecha; entonces, nuestro Padre, no los hombres, nos recompensará (Mt 6,1-5).

 Hacer las buenas obras por Amor a Dios y con discreción es imitar al salmista que dijo pletórico de gozo: "Para ti es mi música Señor" (Salmo 101,1). Para Él, no dejemos que los hombres las manoseen por nuestra necedad.

 

P. Antonio Pavía 

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miércoles, 5 de marzo de 2025

Partiendo la Palabra No temas; Yo estoy contigo (VI) Ester

 



Hoy hablamos de Ester fiel israelita a la que encontramos en la corte de Asuero rey de Persia. Era una de las favoritas del rey, cosa que aceptó, ocultándole su procedencia, por el bien de su pueblo. El caso es que Aman, unos de los gobernadores del reino, se valió de artimañas para aniquilar a todos los judíos residentes en Persia. Sólo Ester podía abrir los ojos de Asuero, acerca de las maquinaciones de Aman contra Israel. La cuestión es que nadie, ni siquiera las favoritas del rey podían presentarse ante él si no habían sido llamadas. El castigo a quien infligía está ley, era la muerte. Ester, para salvar a su pueblo, residente en el reino, decidió arriesgar su vida, presentándose ante el rey...

Recogemos un extracto de su oración suplicante a Dios antes de presentarse ante el rey:

"Señor tú eres el único Dios" El inicio nos recuerda al Shema: Escucha Israel, Yahvé nuestro Dios es el único Señor... (Dt 6,4...) Seguimos con la súplica de Ester. "Defiéndeme porque estoy sola y no tengo más defensor que tú.... Acuérdate Señor, manifiéstate en este tiempo de nuestra tribulación, dame fuerza Dios nuestro ...líbranos de la mano de los malvados, y líbrame a mí de mi temor."

Dios escuchó su oración. Reconocemos a esta mujer en la Escritura como, la Fuerte ante la adversidad y el peligro. Y aunque a los ojos de todos era la suprema debilidad, Dios, que estaba con ella, salvó a Israel.

 

P. Antonio Pavía 

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lunes, 3 de marzo de 2025

Partiendo la Palabra No temas, Yo estoy contigo (V) Josué

 





Al morir Moisés, Dios dijo a Josué: ¡Levántate! “Cruza el Jordán con tu pueblo hacia la tierra que doy a los israelitas" (Jos 1,2).

 Fijémonos; Dios dice a Josué que se levante. Es   que el pueblo estaba desalentado por la muerte de Moisés que lo había dado todo por ellos, incluso despreciando una vida de riquezas y honores a la sombra del Faraón (Hb 11,24).

Pero la mayor aflicción del pueblo era la incertidumbre sobre quien les guiaría a la Tierra Prometida. Dios culmina siempre sus obras, como por ejemplo tú Discipulado y el mío. Fiel pues a sus obras, llamó a Josué para que culminase la liberación de Israel, diciéndole que lo mismo que estuvo "paso a paso" con Moisés, también lo estaría con él. Josué, evidentemente, pensaba que jamás podría estar a la altura de Moisés, quien incluso" hablaba con Dios cara a cara, como habla un hombre, con su amigo" (Ex 33,11). Dios que conoce todas nuestras zozobras e inseguridades, se acercó a él y levantó su ánimo diciéndole: "Lo mismo que estuve con Moisés, lo estaré contigo, no te dejaré ni abandonaré" (Jos 1,5b).

  Así es Jesús con nosotros. Nos llama a ser discípulos suyos algo que nos viene excesivamente grande para nuestras posibilidades dada la historia calamitosa que cargamos todos. Jesús con esa Ternura que solo puede nacer de Él como Dios, nos dice: No temáis, no os dejaré ni os abandonaré en los charcos de vuestra debilidad. Lo cumple siempre: basta ver la lista interminable de Santos y Santas, que iniciaron el Camino del Discipulado ...de cero.

 Nada de miedos pues: Dios sabe lo que hace con nuestro barro...es más, solo Él es capaz de hacer un Diamante único con nuestras debilidades.

 

P. Antonio Pavía 

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sábado, 1 de marzo de 2025

Partiendo la Palabra. Dm. VIII T. Ord (Lc 6,39-45) Señor, Tú eres la Luz de mis ojos

 



Empieza Jesús diciendo: "Un ciego no puede guiar a otro ciego..." Son palabras que nos llevan a la confesión de fe de David: "En tu luz vemos la luz" (Sl 36,10). A lo lejos, David nos anunció que "Jesús sería la Luz del mundo" (Jn 8,12). El problema es que los dirigentes de Israel, sus pastores, rechazaron a Jesús, la Luz veladamente anunciada por David, poniendo en evidencia que su culto en el Templo y sinagogas no alcanzaba sus corazones. Cumplían con Dios sin más, es decir sin desprenderse de las corazas de su corazón.

Al protegerse así, frente a la Palabra, estaban defendiendo sus ambiciones, envidias, soberbias, avaricias... o sea; rezaban protegiendo sus basuras; así las llama Dios por medio del profeta Ezequiel (Ez 36,25-26). Este Evangelio nos llama a estar alerta, como vírgenes sabias (Mt 25,1...) porque nadie es inmune al hecho de defender sus mediocridades, frente a la Vida que nos ofrece el Jesús nuestro Buen Pastor, con su Evangelio...Recordemos lo dicho por Juan:

"En la Palabra estaba la Vida... " (Jn 1,4) Vida y Luz en el corazón, o mediocridades que nos vuelven ciegos...nosotros escogemos.

 

P. Antonio Pavía 

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