Este Evangelio versa sobre las tentaciones con las que Satanás intentó apartar a Jesús de su misión de salvarnos. Veamos la segunda de ellas: Satanás lleva a Jesús a la cima de un monte, le muestra su gloria y poder, y le dice que todo será suyo si le adora. Por supuesto Jesús se negó.
La Catequesis es fortísima. Es sobre el peligro de servirnos de nuestras
"buenas obras" para nuestra gloria ante los demás, dejando de lado a
Dios. Jesús denunciará está actitud del más rancio fariseísmo en términos muy
fuertes:
"Todas sus obras las hacen - los fariseos- para ser vistos por los
hombres" (Mt 23,5). Como muestra de esta aberración Jesús nos dice que
cuando demos limosna no lo vayamos trompeteando, como hacen los fariseos, sino
anónimamente, sin que la mano izquierda sepa lo que hace la derecha; entonces,
nuestro Padre, no los hombres, nos recompensará (Mt 6,1-5).
Hacer las buenas obras por Amor a
Dios y con discreción es imitar al salmista que dijo pletórico de gozo:
"Para ti es mi música Señor" (Salmo 101,1). Para Él, no dejemos que
los hombres las manoseen por nuestra necedad.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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