Al morir Moisés, Dios dijo a Josué: ¡Levántate! “Cruza el Jordán con tu
pueblo hacia la tierra que doy a los israelitas" (Jos 1,2).
Fijémonos; Dios dice a Josué que se
levante. Es que el pueblo estaba desalentado por la muerte de
Moisés que lo había dado todo por ellos, incluso despreciando una vida de
riquezas y honores a la sombra del Faraón (Hb 11,24).
Pero la mayor aflicción del pueblo era la incertidumbre sobre quien les
guiaría a la Tierra Prometida. Dios culmina siempre sus obras, como por ejemplo
tú Discipulado y el mío. Fiel pues a sus obras, llamó a Josué para que
culminase la liberación de Israel, diciéndole que lo mismo que estuvo "paso
a paso" con Moisés, también lo estaría con él. Josué, evidentemente,
pensaba que jamás podría estar a la altura de Moisés, quien incluso"
hablaba con Dios cara a cara, como habla un hombre, con su amigo" (Ex
33,11). Dios que conoce todas nuestras zozobras e inseguridades, se acercó a él
y levantó su ánimo diciéndole: "Lo mismo que estuve con Moisés, lo estaré
contigo, no te dejaré ni abandonaré" (Jos 1,5b).
Así es Jesús con nosotros. Nos llama a ser
discípulos suyos algo que nos viene excesivamente grande para nuestras
posibilidades dada la historia calamitosa que cargamos todos. Jesús con esa
Ternura que solo puede nacer de Él como Dios, nos dice: No temáis, no os dejaré
ni os abandonaré en los charcos de vuestra debilidad. Lo cumple siempre: basta
ver la lista interminable de Santos y Santas, que iniciaron el Camino del Discipulado
...de cero.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario