Los profetas de Israel llevaban grabada en su alma la "divina"
experiencia de que Dios estaba con ellos, y por eso tuvieron su Fuerza para
cumplir, en medio de mil sufrimientos, la misión que les había encomendado.
Veamos la llamada y la promesa dada por Dios a Jeremías ante sus "excusas"
de incapacidad para profetizar.
Veremos también la promesa dada por Dios para poder
llevar a cabo la misión que le confiaba. Si bien es cierto que Jeremías se
considera incapaz y lo que es más determinante: sin Sabiduría para hablar en su
Nombre, Dios que conocía mejor que él sus carencias le dice: "No digas,
soy un muchacho... No les tengas miedo, que aquí estoy yo para salvarte... Entonces
alargó su mano, tocó su boca y le dijo: Mira, he puesto mis palabras en
tu boca ..." (Jr 1,7-9).
Continuamos con Jeremías el Miércoles.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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