Hoy
te levantas como cada día, te persignas, rezas o haces oraciones especiales
(laudes); terminas, desayunas y te vas a trabajar diciendo: “Dios, ya he orado,
bendíceme en este día”, y empiezas tu jornada… Sí, has hecho todo, pero…
Vamos
a ver, o yo no me entero, o veo cosas raras, o soy más cómoda que mi sofá con
respecto a las “normas”. Esperad, me explico:
Yo
me levanto, voy al baño, tomo mi café… Pero desde que abro los ojos, ya estoy
pensando en Él. Sí, se me pasa rezar, tampoco me pongo de rodillas (como que no
me sale), pero está en mi cabeza en cada momento de mi jornada: Aparece (jopé, no
literal) de golpe, me avisa, me recrimina, me regaña, me me me… Pero toma café conmigo y me recuerda en cada movimiento,
que habría hecho Él en mi lugar. Somos como inseparables, hasta se viene a la
piscina conmigo ¡Claro con estos calores!
Mis
rezos son a salto de mata, sin orden ni concierto:
En el super, bus, caminando, con un amigo… Y cuando compro tabaco se pone
enfermo ¡no podéis imaginaros como me pica la conciencia!, y le digo: “Si es
queeeeee” (me tiene por imposible). Pero voy a deciros algo que creo es muy
importante:
Hay una hora especial en el día: Las 3 DE LA TARDE (no
para comer), donde el Calvario de Dios, su Dolor y su Muerte ha de
venir a nuestro corazón, por Él y por nosotros especialmente. Yo lo hago y comienzo
un rosario que dice… “Por tu dolorosa Pasión
ten misericordia de nosotros y del mundo entero” y así cada día de mi nueva
vida con Él.
Este
rosario es “el momento crucial de su existencia en la tierra”
y no podemos olvidarlo. Lo recibe María, Jesús, las almas del “purga” -como rocío
de calma a sus padecimientos- y en compensación ellos rezan por nos. Conmigo lo
hacen y no es que me caigan peticiones ¡no
no!, es mucho mejor: Una y mil sonrisas y, de parte de Dios obtengo la fuerza
para el camino con conocimiento de mis actos.
Los
textos Bíblicos me gustan, el Evangelio me apasiona pero no soy “convencional”
ni estricta como los que hacen vísperas, nonas, sextas… Uffff qué lío. Yo soy
del “barrio”, vulgarina, pero sé que Él está conmigo por la cantidad de
regañinas… ¡No para!!!
Yo
no digo que no seáis convencionales, ni mucho menos, pero sí deciros que por
favor a las 3 de la tarde le
recordéis y cuando le veáis sufrir en vuestra mente, recapacitad, os aseguro
que todo su Evangelio os viene a la cabeza… (Aunque no hagáis las “nonas”).
Dios
a Ti y por Ti, cuando salí de mi habitación sólo quería escribir con tu
presencia en mi corazón y mi vaso de café. Pero de vez en cuando hazme una
señal, no sea que el demonio se persone y me equivoque, te lo pido muy en serio
¡Por favor!!! Por los que me puedan leer y por mí.
¡Anda
vente conmigo que tenemos que pasar la aspiradora…! Sólo un ratiiiiiiiito.
Emma Díez Lobo
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