sábado, 1 de agosto de 2015

Vengo de días intensos



y, llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos y les dice: 
"Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido."
 Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo 
por un solo pecador que se convierta que por noventa 
y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.

Lc 15,6-7


Vengo de días intensos
Vengo de estar contigo
Vengo de escucharte y tenerte
Vengo de tener mi vida en tus manos


Cierro los ojos y recuerdo mi angustia
Ahora todo está impregnado de tu Amor
Siento todavía tus abrazos en mi alma
y no sé cómo darte gracias


Me parece insignificante todo lo que puedo ofrecerte
Y siento que nada es ya como antes
Quiero sujetar esta plenitud en mi alma
y dormir en ti


¿Por que si  nos hiciste tuyos
escapamos  de Ti cuando creemos que  no te necesitamos?
¿Cómo es posible que nuestro corazón olvide tanta misericordia, tanto amor, tanta plenitud?
Quizás tu quisiste que fuera así para que no nos cansemos de tu amor
Tu que buscas desesperadamente que nuestros rostros se vuelvan hacia ti


Cuanta espera, Padre, ¡cuanta paciencia!
¿Qué hemos hecho para que nos ames tanto?

Os infundiré mi espíritu,
y haré que caminéis según mis preceptos,
y que guardéis y cumpláis mis mandatos.
Y habitaréis en la tierra que di a vuestros padres.
Vosotros seréis mi pueblo,
y yo seré vuestro Dios.
Ez 36,27-28


Olga Alonso Pelegrin

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