Ufff!!!
Estaba yo rezando el Padrenuestro y en eso que llego a: “Hágase tu voluntad aquí en la
tierra como en el cielo”, y ¡Zas!,
de pronto una luz y caigo del ciruelo.
Pero
vamos a ver, resulta que lo rezamos todos los días desde que éramos niños y no
nos damos cuenta de que ¡Le pedimos que
se haga su voluntad! y después… Nos
enfadamos, nos ponemos tristes, lloramos… O sea, que ¡Nanay de la china!, no
nos gusta ni un pelo su voluntad… Esto es de locos.
Rezar,
rezaremos y leemos las estampitas por detrás, pero hay que vernos… ¡Hala! a
toda velocidad y sin parar (parecemos pilotos de fórmula 1). De verdad, de
verdad qué…
Pero
esto no es todo, ahora viene la segunda parte, cuando decimos: “Y
perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos
ofenden”... ¿Cómo también nosotros? Jajajaja, esto es de chiste,
pues anda que no nos cuesta perdonar ofensas; se nos quedan atascadas como el
estreñimiento. Total, que no nos va a perdonar ni una…
Si
es que, no sabemos ni lo que rezamos ni lo que decimos… Como esto: “Perdono pero no olvido” (te perdono,
pero te tengo una maníaaaaa) ¡Qué frase más falsa por Dios!
Ya
lo decía Jesús, “Sordos como tapias” (bueno con otras palabras, estas son
modernas), pero lo decía casi todos los días y a veces enfadado (a veeer...).
Bueno,
Espero que después de esta regañina que me estoy echando y a otros también,
rece el Padrenuestro pero enterándome, porque…
Quiero
irme Contigo (¡No no, ahora no!), cuando dispongas, pero CONTIGO.
Emma Díez Lobo
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