Dios ilumíname, porque
quiero que el mundo sepa qué es la ETERNIDAD. Es la única verdad de nuestra
existencia y Tú, mi Dios, lo sabes. Por eso Naciste aquí, por eso dejaste la
tierra en condiciones terribles de tortura, por eso los Profetas y María, por
eso la vida y, por eso y por último, la salvación eterna de un alma que no se
“gasta” por ser inmortal.
El Alfa y la Omega
representan el principio y el fin -sin saber cuando fue ni cuando
será-, pero no es la eternidad, esta empieza cuando la Omega termina.
Imaginaros una
carretera que parte de Madrid y llega a Almería, pues bien, ahí tenemos el Alfa
y la Omega… Pero hay que seguir viaje obligado: Cogemos la carretera y sin
destino, con un motor que se llena de aire y sin freno en los pies, nos
lanzamos errantes por el mundo, una y otra vez; de este planeta a otro, y a
otro, y a otro… Así, hasta siempre, sin descanso y sin poder parar… Hemos
entrado en la eternidad.
Tremendo ¿No?, pues es
lo que hay y lo que toca… El problema no es la eternidad sino dónde la has de “vivir”,
si en el amor y la felicidad de Dios o en las tinieblas más terroríficas del
maligno.
En pocas palabras: Tu
alma sin edad, no morirá jamás. Cómprale la mejor de las estancias para unas
eternas vacaciones. Pensadlo,
es así de simple.
No sé si he estado muy iluminada, la verdad…
Emma Díez Lobo
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