En la Biblia encontramos gritos de Amor
a Dios salidos del corazón como..." Mi vida está en tus manos Señor."
Son esas manos de Dios que como testifica el salmista: " Me hicieron y me
formaron " (Sl 119,73) Dios es el Divino Alfarero que tomando nuestro
barro en sus manos crea su mayor obra: El Hombre Nuevo (Ef 4,24) profetizado
por Isaías: "Señor, tú eres nuestro Padre, nosotros la arcilla, tu nuestro
alfarero, somos hechura de tus manos" (Is 64,7).
Jesús, Hijo de Dios, tomo en sus manos a
unos pescadores y les dijo que haría de ellos pescadores de hombres, es decir
discípulos suyos (Mc 1,16-17). Fijémonos en Pablo; Jesús no pudo escoger barro
de peor calidad que la suya. Su acierto y grandeza consistió en dejarse moldear
por Jesús que hizo de él un excelente discípulo. Veamos el testimonio que nos
legó cuando prisionero a causa de su Amor a Jesús presintió su próximo
martirio: "...He combatido el buen combate, he culminado mi camino, he
mantenido la fe..." (2 Tm 4,6-7).
¡No importa como sea nuestro barro...en
manos de Jesús seremos su obra perfecta...! ¡Discípulos suyos!
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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