lunes, 5 de septiembre de 2022

Partiendo la Palabra [Lc 6,27]

 


 Amad a vuestros enemigos, haced el bien a quienes os odian.

 Esto que dice Jesús nos provoca un rechazo instintivo; parece como que sus discípulos   llevamos el estigma de perdedores, pero no es así. El Evangelio no es un manual de perfección para gente voluntariosa; es la Fuente de la Gracia y la Fuerza de Dios que nos permite amar y hacer el bien a nuestros enemigos.

Nos dejamos iluminar por el Salmo 73. Nos describe la experiencia de fe de su autor que exultante ante la bondad de Dios exclama: "Que bueno es Dios para los limpios de corazón" Si, limpios de odios, violencias, rencores...etc. Sin embargo, este hombre sufre una crisis de fe ante la maldad que le rodea al constatar que está limpieza de corazón no le interesa a nadie. Ve que la insidia, difamación, calumnia, venganza etc., campan a sus anchas. En su desaliento se dice a sí mismo: " En vano limpio mi corazón corrigiéndome sin cesar. Dios permite estás crisis a sus buscadores para su crecimiento en la fe. Lo vemos en la confesión posterior de este israelita: " 

 Teniéndote a ti en el Cielo, ¿Qué me importa la tierra? O sea: Dios mío a ti encomiendo mi causa, sé que tú me harás justicia no necesito pues devolver mal por mal.

 Así es y los discípulos de Jesús no somos unos perdedores, sino que caminamos hacia nuestro Padre de victoria en victoria..." De gracia en gracia" (Jn 1,16). De abrazo de Jesús en abrazo de Jesús.

 

P. Antonio Pavía

 Comunidad María Madre de los Apóstoles

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