martes, 10 de octubre de 2023

Partiendo la Palabra La Gran Sorpresa de Dios (Sl 8,2-6)

 


Sabemos que Dios inspiró a David y a otros judíos de corazón sincero la composición de los Salmos como Manantial de Oración primero para Israel y desde Jesús, a su Iglesia.

 

Dicho esto, nos preguntamos cómo tuvo que ser la conmoción de David cuando a la luz de que Dios creó al hombre - mujer a su imagen y semejanza (Gen 1,26) asombrado le dijo: "¿Que es el hombre para que te acuerdes de él … le coronaste de gloria y dignidad?" (Sl 8).

 David no es movido por un idealismo poético; conoce la bajeza a la que puede llegar un hombre dominado por sus pasiones. Lo sabe por él mismo: asesino, adúltero…, y mil cosas más. Sin embargo, y ahí está su inmensa sorpresa, Dios no le apartó de si, gracias a su sincero arrepentimiento.

 David, inspirado por Dios, nos abrió la puerta para, sobrecogidos y perplejos sepamos la inmensa grandeza, que Dios tiene preparada para los que confían en El.

 Isaías profetiza algo sobre esta increíble promesa "No se oyó decir, ni se escuchó, ni el ojo vio, un Dios fuera de ti, que tanto hiciese por quien espera en El." (Is 64,3).

 

             -à Lo veremos el miércoles.

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

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