Fijamos nuestros ojos y nuestros
oídos en estas Palabras de Vida que Dios inspiró a David. "El Señor es mi
pastor nada me falta, en prados de hierba fresca me apacienta..." (Sl 23).
Partimos con las manos del alma esta profecía
gloriosa acerca de Jesús, nuestro Buen Pastor, señalando que San Agustín nos
dice que esa "fresca hierba” con las que Jesús nos
apacienta son las Escrituras.
Recordemos la proclamación que Pedro
hizo de Él: "Tú tienes Palabras de Vida Eterna " (Jn 6,68). Si,
podría haber confirmado Jesús, Yo soy el Buen Pastor anunciado por los profetas
(Ez 34, 11-16...) He sido enviado por mi Padre, para dar mi vida por vosotros
para que tengáis mi Vida en abundancia (Jn 10,10-11) Es la Vida en abundancia
ante la que se doblega la muerte.
Miremos a San Pablo. Antes de conocer a Jesús, su
vida, encadenada a la gloria del mundo se reducía a ser un reconocido fariseo,
doctor y buen observante de la ley... etc. (Fil 3,5-6) Su pobre gloria se
reducía al "currículum" que ostentaba. Cuando acogió amorosamente a
Jesús, rompió su curriculum en mil pedazos, para hacerse con la perla preciosa
que dio valor eterno a su ser. (Mt 13,45-46) De ahí su bellísima confesión de
fe: "Para mí la Vida es Jesús" (Fil 1,21).
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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