miércoles, 1 de noviembre de 2023

Partiendo la Palabra Seremos Glorificados (II) (Lc 9,28-35)

 


Recordemos que nos quedamos con el deseo expresado por Pedro, ante la Luz que irradiaban Jesús, Moisés y Elías; su alma no pedía más, que ser testigo perenne de tanta Belleza y Esplendor. Para él era todo, no para Dios, cosa que ya había revelado veladamente por medio de Isaías: "Jamás se oyó decir a nadie, sino a ti Dios nuestro, que tanto hiciese por quien espera en ti" (Is 64,3).

En la Transfiguración de su Hijo cumplió esta promesa. Ante la petición de Pedro, Dios Padre, hizo resonar así su voz a los tres apóstoles:

¡Este es mi Hijo amado, escuchadle!

 Este es el único mandamiento que Dios Padre nos ha dado a todos: ¡Escuchad a mi Hijo! ¡Sus palabras son mi Luz para vuestras almas!

 ¡Bienaventurados los que envuelven sus corazones con ellas!   ¡El Evangelio que yo le comunico a Él y Él a vosotros (Jn 12,49-50) “es la Luz verdadera que os ilumina “(Jn 1,9)!

 Hemos escuchado bien: La Luz verdadera, eterna; más fuerte que la muerte. Quien escucha a Jesús y abraza con su corazón su Santo Evangelio ya empieza a vivir interiormente la Vida Eterna. Si; !! el Evangelio de Jesús es la Luz de nuestra propia Transfiguración.!!  ¡Escuchadle...nos dijo su Padre! 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 

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