miércoles, 17 de enero de 2024

Los pequeños detalles

 


Por norma solemos fijamos en los trazos gruesos pasando desapercibidos los pequeños detalles donde suele haber tanta riqueza como en lo que más resalta a primera vista. Esto podemos aplicarlo a los pormenores del fragmento evangélico (Mc 3, 1-6). Fijémonos: Jesús entró otra vez en la sinagoga. Otra vez ¿Qué nos puede decir esta locución adverbial? Pues significa: reiteradamente, con frecuencia, vuelve a la sinagoga, que era un sitio frecuentado con asiduidad. Lo cual nos dice a su vez que no desprecia el lugar donde se reúne su entorno religioso; si frecuenta, denota que se encuentra a gusto en ese lugar y con esas personas.

 Por contra, lo estaban observando. Sus convecinos, los asistentes, también asiduos se deduce, lo examinan atentamente, pero nos deja la sensación de que lo hacen desde un segundo plano, con disimulo y no abiertamente como él, que se hace visible abiertamente. Pero ¿Por qué lo observan? Para ver si curaba en sábado y acusarlo. En la sinagoga, lugar de congregación religiosa, se vigila a un asiduo asistente por si hace el bien. ¡Qué cosas más raras pasan en esta vida! Él sitúa al de la mano paralizada en el centro del local y reunión. “Levántate y ponte ahí en medio”. Donde todos lo puedan ver. Incluso, o más bien, los que desde el fondo o detrás de las columnas, entre bambalinas podríamos decir, los indiscretos observadores queden al descubierto.

    Levántate. Jesús usa esta expresión con frecuencia. En imperativo, es su manera de impeler al interlocutor, esto sólo lo puede hacer quien tiene autoridad, es su manera de reivindicarse Jesús.

     Levántate. Al levantarnos tenemos que esforzarnos y supone movernos hacia arriba, elevarnos, en este concreto caso es para el que tiene la mano paralizada. Actívate, no te quedes anonadado, esfuérzate, pon de tu parte para ser un activo más para la comunidad. Jesús le pide actividad. Estos anteriores son los detalles dedicados al postrado. Ahora los dirigidos a nosotros los cristianos. Al decirle ponte ahí en medio nos está manifestando que el marginado, desvalido, pobre… tiene que ocupar el centro de nuestro hacer y vida, que en torno a ellos debe girar nuestra religión.

 Llegados a esta situación: el paralítico de pie en el centro y en su entorno los observadores; Jesús les lanza la pregunta clave. ¿Qué está permitido […] hacer el bien o el mal? Con astucia los tiene atrapados, por ello, ellos callaban. Detalle del contraste entre Jesús que habla y el silencio del entorno. Una sola pregunta los deja avergonzados y humillados y por ello la reacción del abochornado es confabularse. Hasta los enemigos unen fuerzas para quitar de en medio al adversario común.

 Espero haber conseguido mi tesis propositiva: los pequeños detalles del discurso ayudan a ahormar el mensaje. Por ello concluyo que el Maestro entre otras importantísimas actitudes y aptitudes, no en vano también era Dios, fue hombre de no menores detalles, entre ellos el de ser un buen lingüista.

 

(Pedro José Martínez Caparrós)

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