En la Escritura, las aguas embravecidas simbolizan el
espectro de la muerte, que a todos nos alcanza bien en nuestras pruebas, bien
al llegar el ocaso de nuestra estancia en este mundo. Ante esta realidad nada agradable,
se eleva, inspirado por el Espíritu Santo este salmista proclamando "La
voz del Señor sobre las aguas, el Dios de la gloria ha tornado, el Señor sobre
las aguas torrenciales..." (Sl 29,3...).
Este canto de alabanza que nos llena de esperanza, apunta
en primer lugar a Jesús en su Bautismo en el rio Jordán; se sumerge en sus
aguas - imagen de su muerte y sepultura- y emerge de ellas visibilizando su
victoria, su resurrección. La Buena Noticia no termina aquí sino en el hecho de
que al tiempo que Jesús subía de las aguas, se abrieron los cielos y resonó la
Voz de su Padre que decía: "Tu eres mi Hijo amado, en ti me complazco"
(Mc 1,9-11).
Si esta maravilla quedase como algo personal
entre Dios Padre y su Hijo, podríamos asombrarnos, pero nada más. La "Noticia
bomba" es que la Voz del Padre sobre Jesús, se repite sobre cada uno de
sus discípulos, en su " Cruz de cada día" (Lc 9,23...) y sobre todo
en su muerte en la que de una forma u otra nos dice: "Tu eres mi hijo
amado, en ti me complazco " rompiendo así las ataduras de la muerte.
Lo veremos el miércoles.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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