"Si conocieras el don de Dios..."dijo, como ya vimos, Jesús a la samaritana.
¿Recuerdas cuando te llamé a ser mi discípulo? Te garanticé que "te
haría llegar a ser pescador de hombres (Mc 1,16-17). ¡Yo soy la garantía de tu
Discipulado! ¡Has sido consciente de tu debilidad y ahora ya sabes que jamás te
abandonaré! Culminaré mi obra en ti. Y te pregunto: ¿Me amas? Pedro se quedó
sin saliva. Sus lágrimas la sustituyeron y pudo balbucir:
¡Señor, tú sabes que te amo! Jesús
le miró con "su Ternura"; veía en él a un pequeño cordero que le
reconocía como su Buen Pastor y entonces le dijo: ¡Apacienta mis ovejas!
Jesús... ¡Confía su misión divina a un hombre!
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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