Después de un juicio marcado por la envidia y la
mentira, Jesús fue crucificado en el Calvario. Satanás, sonríe triunfante.
Todos se mofan y burlan de Jesús. Apenas María, un discípulo y dos mujeres más
están afligidas y silenciosas junto a Él. Satanás está exultante; cree que
tiene a Jesús sometido en sus dominios.
Recordaría lo que le dijo a Job su mujer ante tanto sufrimiento:
"Maldice a Dios y muere" (Jb 2,9).
Vano deseo; Jesús va a morir no maldiciendo sino
bendiciendo al Padre, solicitándole el perdón para toda la Humanidad, pues
todos conocemos lo que es dar la espalda a Dios en nuestro Calvario. Satanás
quiso rematar su "victoria" envolviendo a Jesús con un manto de
tinieblas. (Lc 23,44). La Victoria del padre de la mentira (Jn 8,44) parecía
inminente cuando Jesús irguiéndose sobre sus espaldas flageladas gritó: "¡Padre,
en tus manos encomiendo mi espíritu! (Lc 22,46).
Fin del sueño
del mentiroso. La muerte quedó reducida a un transbordo en el viaje de la Vida
de cada uno. Al vencer a la muerte, Jesús cambió la maldición del Calvario en
Bendición; si porque es en nuestro Calvario personal, donde nacemos como
Discípulos Amados de Jesús.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario