Jesús predica en la Sinagoga de Cafarnaúm. Todos
quedan impactados pues habla con la autoridad de quién derrama
sobre ellos la Vida y Espíritu propios de su Evangelio (Jn 6,63).
De pronto unos
demonios dicen por medio de uno de los judíos. ¿Qué tenemos nosotros contigo,
Jesús…? Estos demonios tienen sometida a la asamblea y Jesús socava sus
dominios. Tienen a todos adormecidos; es un pueblo que “honra a Dios con sus
labios, pero su corazón está lejos de Él " (Mt 15,8).
Los demonios
son maestros de la mentira (Jn 8,44) y Jesús con sus palabras les ha
desenmascarado; por eso protestan. A la luz de este pasaje, entendemos la
respuesta que Jesús dio a Pedro al negarse que le lavase los pies: " Si no
te lavo los pies, no tendrás nada que ver conmigo" (Jn 13,8).
Como ya vimos,
los demonios, no tenían nada que ver con Jesús. Jesús quiere que Pedro
...todos... sí tengan que ver con El. Es un lavar los pies como símbolo de que
tendrán poder de aplastar con ellos la cabeza del Tentador, simbolizado por la
serpiente. Por eso dijo a sus discípulos de todos los tiempos: "Os he dado
poder para pisar serpientes y escorpiones...” (Lc 10,19)
P. Antonio Pavía
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