En una de las muchas Catequesis que brotan de los
Salmos, se habla de un pueblo, Edom, ante el que Israel lleva siempre las de
perder.
Leamos el lamento de este salmista: ¿Quién me guiará
hasta la plaza fuerte ¿Quién me guiará hasta Edom, si tú Señor nos has
rechazado...? (Sl 60,11-12), sin embargo, otro salmista,
profetiza este testimonio mesiánico: "Con la ayuda de Dios, asalto la
muralla... " (Sl 18,30).
A la Luz de
Jesús, vemos que está muralla inexpugnable es la baza victoriosa que usa
Satanás para doblegarnos, inoculándonos el miedo a la muerte, al sufrimiento,
al fracaso...en definitiva, el miedo a nuestra cruz. Este lugar maldito en el
que Satanás deforma nuestra conciencia es el Calvario.
El Tentador te dice que tienes que evitarlo al margen
del bien o del mal anulando así tu conciencia. En este lugar maldito, Satanás
pretendió doblegar también a Jesús. Envileció la conciencia del pueblo elegido
hasta tal punto, que crucificaron al Mesías en el Calvario. Satanás quería que
Jesús se hundiese en la desesperación y llegase a desconfiar de su Padre.
No lo consiguió. Y convirtió al Calvario, de lugar
Maldito en lugar Bendito.
Lo veremos el miércoles.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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