sábado, 13 de enero de 2024

Partiendo la Palabra Dom. II T.O. (Jn 1,35 -42) ¡Mírame Señor!

 


En el Evangelio de hoy nos fijamos en lo que dijo Andrés a Simón después de su encuentro con Jesús: ¡Hemos encontrado al Mesías! y le llevó donde Él. Jesús fijando en él su mirada le dijo: No te llamarás ya Simón sino Pedro, que significa piedra. Jesús anticipó lo que le diría tiempo después: "Tu eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (Mt 16,18). La mirada de Jesús atravesó el alma de Pedro iniciando así la creación de un corazón nuevo, como estaba profetizado (Ez 36, 26...).

  Es el nacer de nuevo que Jesús anunció a Nicodemo, aunque el "pobre" a pesar de que era Doctor de la Ley y conocía esta profecía, en ese momento, no lo entendió (Jn 3,3-4 ...) Esta mirada de Jesús a Pedro siempre le acompañó. Mirada que tuvo especial relevancia y cuando nuestro amigo le negó tres veces. Nos dice Lucas que después de las negaciones, Jesús maniatado se cruzó con él y volviendo su rostro le miró…Pedro se deshizo en lágrimas. (Lc 22,61-62) Lloró transido de dolor porque su impotencia le impidió serle fiel.

 Damos un salto y vemos a Pedro a punto de morir. Está Crucificado boca abajo. Rebosa de gozo, la mirada de Jesús continúa grabada en su alma y está orgulloso de "tener la Fuerza de poder dar su vida por El ". Y nosotros: ¿Estamos pendientes de la mirada de Jesús? Es su mirada la que crea en nosotros el Discipulado, con la Fuerza de "dar nuestra vida por El y por su Evangelio, sabiendo que ya disfrutamos las primicias de la Vida Eterna (Mc 8,35).

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

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