Jesús nos dice hoy que es el Buen Pastor, el que da su
vida por nosotros, porque le importamos. Con esto, marca la distancia abismal
existente entre Él y los pastores de Israel, que más bien viven de sus ovejas, como
dijo Ezequiel (Ez 34,1-3...) Visto esto, ojalá que nuestra alma se acerque a
nuestro Buen Pastor, a quien tanto importamos, sea cual sea nuestro pasado...y
nuestro presente, porque nunca es tarde para recibir de Él "la vida en
abundancia" (Jn 10,10).
Le importamos
tanto que no dudó en rescatarnos del "padre de la mentira" (Jn
8,44 ) el que envenenó nuestra existencia con cantos de sirena.
Le importamos tanto que nos rescató, como dice Pedro,
al precio de su Sangre (1 P.1,18-19) ¡Como temblaría Pedro al escribir estas
palabras!. Seguro que, a la luz de sus tres negaciones, recordaría
aquella mañana en la que, sentado junto a Jesús, oyó que le decía tres veces: ¿Me
amas? ¡Apacienta mis ovejas!
Podría añadir: Las he rescatado en el Calvario...te
las confío para que "me" las apacientes. Pedro, al límite de sus
fuerzas, pues le parecía inconcebible que Jesús confiase en él, que fuese tan
importante para El, ¡¡apenas pudo balbucir !!Señor, ¡¡tú sabes que te amo!!
Pedro se rindió por completo ante el Amor de Jesús. Os doy una Buena Noticia.
Todos hemos de pasar por esta experiencia de Pedro, para poder alcanzar el
discipulado con su consiguiente evangelización.
¿Nos atreveremos a dejarnos amar así por el Hijo de
Dios, como se dejó amar Pedro?
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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