Hemos hablado de las luces interiores que Dios va encendiendo en nuestras
entrañas al partirnos sus palabras. No terminan aquí los dones que Dios da a
quienes le escuchan con el corazón abierto de par en par. En sus almas, Dios
levanta un Santuario en el que habitar.
Lo vemos como profecía en este pasaje del Éxodo. Su autor, narra la
milagrosa actuación de Dios al abrir el Mar Rojo, para salvar a Israel, y
describe el canto de gratitud a Él, proclamado por el pueblo. En su
Acción de Gracias, los israelitas agradecen a Dios por la Tierra Prometida a la
que les conduce. En ella, mencionan el "Santuario construido por Él mismo,
con sus propias manos " (Ex 15,17).
Jesús cumple en plenitud, esta
promesa - profecía, en sus Discípulos de todos los tiempos. Le escuchamos:
"El que me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará y vendremos a él
y haremos morada- santuario en él" (Jn 14,23). Es en este Santuario, donde Jesús, nos parte
sus Palabras, al tiempo que, como dijo San Bernardo", nos besa el
alma".
P. Antonio Pavía
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