Jesús dice a
sus discípulos: subamos a la barca y pasemos a la otra orilla. La Catequesis es
fortísima.
Vivimos en un
mundo con sus luces y sombras; en el horizonte vemos como reflejos de "la
otra orilla”: La Vida Eterna. El gran buscador de Dios, Henry Bergson, conoció
esta otra orilla, partiendo de las intuiciones de su alma. Nuestro problema es
atravesar el mar, imagen del mal y de la muerte. Su furia y estragos nos pueden
llevar al laberinto del escepticismo. Los Apóstoles enfrentan como pueden la
tormenta, las pruebas que nos acosan, pero a un cierto momento, como que tiran
la toalla... y Jesús, durmiendo. Le despiertan y no con buenos modales: ¿No te
importa que perezcamos? Jesús puesto en pie, con su Palabra sometió la
violencia del mar al tiempo que les dijo: " ¿Aún no tenéis fe? Nuestros
amigos, que sabían por los Salmos que Dios con su Voz domina el mar desafiante
(Sl 93,3-4) comprendieron que estaban ante el Señor.
Respecto a si le importamos o no al Hijo de
Dios, pues a veces lo dudamos, igual que los Apóstoles, hacemos nuestro el
testimonio de Pablo: Jesús, me amó y se entregó por mí (en mi lugar) (Gal 2,20).
P. Antonio
Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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