Jesús nos habla hoy de la semilla de mostaza, pequeña, insignificante pero que da gran fruto. Con esta parábola, se está refiriendo a Él y a sus discípulos. Jesús fue despreciado, envilecido por su propio pueblo como estaba profetizado (Is 53, 3...). A tal extremo llegó este desdén y rechazo, que toda Jerusalén a voz en grito proclamó que Barrabás era más digno de vivir que Él. Sabiendo esto, y también, que sus discípulos vadeamos el valle del desprecio del mundo, nos preguntamos si vale la pena seguir a Jesús. La respuesta nos la da El mismo. Jesús no estaba pendiente del juicio ni de los ojos acusadores del mundo, sino de la mirada del Padre, que había anunciado..." No temas... Eres precioso a mis ojos, yo te amo " (Is 43,1-4).
P. Antonio Pavía
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