lunes, 3 de junio de 2024

Partiendo la Palabra (Sl 91) (I) En ti me refugio, Señor

 


 Como todos los Salmos, también este es una profecía sobre Jesús y también sobre sus discípulos.

 Escuchemos:  El que mora en el secreto de Dios, que le abre sus intimidades, aprende a refugiarse, a confiar en El, porque es huésped de su corazón. No hay ninguna exageración. Digamos que Dios, se vuelca en aquellos que acogen su elección. Otro salmista proclama: "Bienaventurado tu elegido, tú predilecto que vive en tus atrios...", es decir, contigo, (Sl 65,3).

 Nos preguntamos: 

 ¿Quiénes son estos elegidos que tienen acceso al Misterio de Dios? Miremos a Pedro pues representa a todos los discípulos de Jesús de todos los tiempos. El Señor Resucitado le lleva a orillas del mar y fijando sus ojos en él, le pregunta: ¿Me amas? Pedro que tiene aún en sus oídos el eco de sus tres negaciones no sale de su asombro. Ha pecado tanto que no puede digerir la pregunta de Jesús. Este es nuestro mayor error y problema ... que, ante una vida tan maltrecha, nuestra soberbia nos impida digerir un Amor tan inaudito como el de Jesús. ¡Pedro era débil, impulsivo, inconstante...pero! ¡¡Se dejó amar así por Jesús!! Por eso, y con un nudo en la garganta, pudo balbucir: ¡Jesús...! ¡Tú sabes que te amo! Pedro, entonces no lo supo...más tarde, cuando pudo empezar a dar la vida por Él y gracias a Él", si supo, que había aplastado la cabeza de la serpiente (Gen 3, 15) … al demonio que le indujo a traicionarle...

Seguimos el miércoles.

  

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 

 

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