Dejamos a Pedro atónito diciendo a Jesús: Tú sabes que te quiero... a lo
que Él le respondió:
¡Apacienta mis ovejas! Jesús no está pidiendo nada a Pedro, al contrario,
le está dando el poder para alimentar a sus ovejas con el Evangelio: "Sus
Palabras que dan la Vida Eterna” (Jn 17,1-3). Y, lo máximo de lo máximo: le
está ofreciendo el don, el poder para dar su vida por Él, en sus ovejas: ¡¡El
mismo poder que tuvo Él para darla por el mundo en el Calvario!! (Jn 10,17-18).
Además, cumple con él, la promesa
que le hizo en la Última Cena de que si bien, aún no podría ofrecerle su vida,
si se la podría ofrecérsela, más adelante. (Jn 13 36-38).
El Salmo que estamos desgranando es en anuncio profético tan bello
como reconfortante, de que, en nuestro crecimiento como discípulos de Jesús,
podremos enfrentar el desprecio y persecución vividos por El...porque tenemos
nuestros ojos fijos en Él cómo Él los tuvo permanentemente en el Padre. Por
eso... leemos en este Salmo: "Él te librará de la red del cazador...no
temerás a las sombras de la noche, ni la flecha que vuela de día, ni la peste
que avanza en las tinieblas ..."
(Seguimos el lunes)
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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