sábado, 1 de junio de 2024

Partiendo la Palabra Corpus Christi (Mc 14,12-16,22-26) Fuertes con Dios

 


Dice Jesús que el mayor mandamiento es “Amar a Dios con todo el corazón, toda el alma y todas las fuerzas” (Mt 22,37). Es evidente que esto que dice Jesús es Fuego para nuestra alma, pero nos preguntamos: ¿Con que fuerza contamos para ser fieles de corazón a Dios? ¡Recordemos el lamento de Dios ante la fragilidad de su pueblo! ¡Que débil era tu corazón, Israel! (Ez 16,30).

 Parece ser que no han cambiado mucho las cosas. Queremos amar a Dios en fidelidad, pero los cantos de sirena y también las pruebas, socavan nuestros buenos deseos.

 Veamos algunas profecías del Antiguo Testamento que nos den la esperanza de que un día amaremos a Dios por la Fuerza que nos viene de Él. Vemos a un salmista que inspirado por Dios llama al maná que alimento a Israel en el desierto: " El pan de los Fuertes " (Sl 78,25).  Entendemos que es una profecía sobre la Fuerza Divina del Pan Eucarístico, que es el mismo Jesús, como El mismo nos dijo: (Mt 26,26).

 Otro salmista dice de sí mismo, ante la persecución que está viviendo a causa de su fe, que "Dios le ha dado la Fuerza de un búfalo"(Sl 92, 11).

 Fijémonos en la Iglesia Primitiva.  ¿De dónde sacaban esos miles y miles cristianos de toda edad y condición social, la Fuerza para encarar el martirio, y no maldiciendo, ¿antes bien bendiciendo a sus jueces y verdugos? Su Fuerza era el mismo Jesús, Vivo en la Palabra que guardaban en el corazón, y que se abría de forma maravillosa hacia el Pan de Vida en la Eucaristía. Ese fue el secreto de su victoria frente al odio del mundo y es también el secreto de nuestra victoria.

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com

 

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