Vimos al salmista renunciando a tomarse la justicia por su cuenta
desechando así el "ojo por ojo, diente por diente" tan en boga. Este
hombre fiel deja que sea Dios quien le defienda y, para nuestra sorpresa está
es su respuesta: "Porque él se abraza a mí, yo mismo le protegeré, me
invocará y yo le defenderé.".
Invocar a Dios en la Escritura, es
escogerle como abogado defensor ante una falsa acusación. Continúa Dios
proclamando su alegato, defendiendo a este hombre fiel diciendo "Estaré a
su lado en la tribulación, le libraré, le glorificaré...le haré ver mi
salvación.".
He aquí, la respuesta de Dios a
quienes se fían de Él en la persecución. Formulo una pregunta: ¿Tenemos derecho
a defendernos ante las humillaciones y desprecios que caen sobre nosotros a
causa de nuestra fe? Podríamos decir que sí...pero conforme vamos creciendo
como discípulos de Jesús, aumenta nuestra Sabiduría para dejar que sea Él,
quien nos haga justicia.
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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