viernes, 4 de marzo de 2016

Sembrad serenos






















Sin saber quién recoge, sembrad,
serenos, sin prisas,
las buenas palabras, acciones, sonrisas;
sin saber quién recoge,
dejad que se lleven la siembra las brisas.

Con un gesto que ahuyente el temor,
abarcad la tierra,
en ella se encierra
la gran esperanza para el sembrador.
Abarcad la tierra!

No os importe no ver germinar
el don de alegría. Sin melancolía,
dejad al capricho del viento volar,
la siembra de un día.

Las espigas dobles romperán después;
yo abriré la mano
para echar mi grano,
como una armoniosa promesa de mies
en el surco humano.

Brindará la tierra su fruto en agraz,
otros segadores cortarán las flores,
pero habré cumplido mi deber de paz,
mi misión de amores.

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