lunes, 21 de marzo de 2016

Stabat Mater Dolorosa


                                                           

Estaba la Madre sufriendo y yo que soy madre, no puedo imaginarme su dolor. No es ni será la única madre del mundo a quien torturan un hijo hasta la muerte. ¡Hagamos el máximo daño!, así es la maldad humana.

Una Muerte de odio de un inocente es cuanto menos incomprensible para la mente; pero Ella aceptaba sin quejarse a Dios, orando por su Hijo, sin rezar para evitarlo… Calvario “eterno” de horas y horas… ¡Tremenda humildad! Desde que nació Jesús, todo lo guardaba dentro de sí, callada, silenciosa, esperando sin comprender que una espada le atravesara el corazón.  

Madres de sacerdotes y religiosas de ayer y de hoy, saben bien que la imitación de sus hijos a Cristo puede llevarles a una muerte de tortura.

Madres como María, sufrientes como María del odio a Cristo y a la Fe, pero sabedoras de un cielo abierto a hijos paridos para Dios. Dolor y cielo ¿Quiénes mejor que ellas son comprendidas, lloradas y consoladas por Dios?

Ayudemos a estas “dolore matris” (madres dolorosas) los lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábados y domingos en nombre de María.

No sé quien sufrió más, si Jesús por la humanidad y su Madre o María por su Hijo vendido, insultado, escupido, descarnado y atravesado. 

No sé y no lo quiero saber, pero el dolor mutuo sin culpa y por nuestra salvación, es y será la llaga que nos recuerde por siempre, ser hijos de Dios y María.

¡Qué grandes son las madres que entregan un hijo a Dios! 
 
 Emma Díez Lobo


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