sábado, 11 de noviembre de 2023

Dom. XXXII T. Ord. (Mt 25, 1-13) Para ti es mi lámpara Señor.

 


Todos tenemos en nuestro interior lo que podemos llamar: "El Aliento de Dios; el Alma". Que nuestra alma crezca hasta que alcance su plenitud, como nos han dicho no pocos Santos, depende de cómo la cuidemos. Jesús nos habla hoy de unas vírgenes, que representan el alma.

Unas son sabias y otras necias.

 Las necias, lo son, porque sus portadores, nunca dieron valor a la riqueza que tenían en sí: estaban llamados a participar de la Gloria de Dios (Jn 17, 22) pero en su necedad se dejaron deslumbrar por las vanidades del mundo, que al final, serán sus mortajas perennes.

 Las vírgenes sabias están bellísimamente descritas así, en el Cantar de los Cantares: "En mi lecho, por las noches, he buscado el Amor de mi alma. Lo busqué y no lo hallé. Me levantaré, recorreré la ciudad... Pregunté a los guardias: ¿Habéis visto al Amor de mi alma? Apenas los dejé atrás, encontré al Amor de mi alma, le abracé y no lo soltaré..." (Ct 3, 1-4a).

 Alma sabía o alma necia: Tu escoges.

 

P. Antonio Pavía

comunidadmariamadreapostoles.com

 

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