lunes, 20 de enero de 2025

Partiendo la Palabra Buscadores de Dios (V)

 





 Simeón, un anciano de Israel, percibe en lo íntimo de su alma, la intuición de que no morirá, sin antes ver al Mesías prometido por Yahvé. Este hombre es un verdadero buscador de Dios, ante esta promesa va cada día al Templo esperando su cumplimiento, pues sabe que un día sus padres lo llevarán allí, como prescribía la Ley. Simeón actúa con fe profunda; no pide a Dios una señal para reconocer al Mesías: una luz en sus manos, estrellas en la frente etc…, por eso le presentamos como buscador fiel a Dios. Va al Templo todos los días llueva, haga calor o nieve. Quiere ver con sus ojos al Salvador profetizado y ningún impedimento:  cansancio, malestar, e incluso dudas le hace desistir de su búsqueda.

Sabemos que Dios premió su fidelidad y constancia. (Lc 2,25-32). Todo encuentro decisivo con Dios, es fruto de dos fidelidades: la del buscador, como, por ejemplo, la de Simeón, y la de Dios que, a su tiempo, ilumina las entrañas de sus buscadores, como diciéndoles:  Me has buscado, a veces entre brumas e incluso tinieblas y ya ves...¡¡Estoy contigo! 

 

P. Antonio Pavía 

comunidadmariamadreapostoles.com 

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