Entendemos mejor este Evangelio, aclarando que, en la Espiritualidad de la
Palabra, el vino simboliza la Vida, la Fiesta del Alma, como vemos por ejemplo
en el (Sl 23,5).
Hoy vemos a Jesús, que, con su Madre
y sus discípulos, son invitados a una boda, que, en las familias pudientes, y
está lo era, duraban varios días. Por falta de previsión, el vino empezó a
escasear. María se da cuenta y se lo dice a Jesús quien, aparentemente, rehúye
el problema. Aun así, María dice a los sirvientes: "Haced lo que Él os
diga”.
Veamos: María tiene autoridad
moral para mover a estos sirvientes a que hagan lo que Jesús les diga, pues
ella hizo lo que Dios le anunció por medio del Ángel Gabriel, que le dijo algo
tan inverosímil, como que concebiría en su seno al Hijo de Dios, por obra y
gracia del Espíritu Santo, asegurándola, que para Dios no hay nada imposible.
Al escuchar al Ángel, María rompió el plan trazado cuidadosamente con José y se
acogió al "Dios que hace lo imposible” respondiendo: "Hágase en mi
según tú Palabra” María estaba en "el hoy”; su mañana siempre lleno de
incertidumbre, lo puso en manos de Dios.
María, la que supo esperar a Dios,
representa la Belleza y Fecundidad del Discipulado, desmarcándose así de los
fariseos a quienes Jesús dijo, y sigue diciendo: ¿Por qué me llamáis Señor,
Señor y no hacéis lo que os digo? (Lc 6,46)
P. Antonio Pavía
comunidadmariamadreapostoles.com
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