¡Con qué facilidad decimos ser cristianos! Pero de santos es serlo...
Ser
Cristiano No es ir a misa, ese acto es para
convertirnos con la fuerza de la Palabra. No es rezar, las oraciones
son para que intercedan por ti. No es tener un Rosario con 50
Ave-Marías, eso es para la paz mundial. No es confesar
y comulgar, ese regalo es para tu perdón y aumentar tu fe. No es
cumplir
con las festividades, eso es un Mandamiento. No es dar limosna, sino
compartir lo que “no” tienes. No es el Rosario de la Misericordia,
ése es para las almas del purgatorio. No es leer el Evangelio, hay que cumplirlo. No es contarlo
si no empiezas a entrar en acción. No es, no es…
Es
una lucha encarnizada, un cambio de chip, un ver la obra de Dios en tu prójimo
¿Lo puedes hacer?
Mira
a ese que no conoces; al otro del que te hablaron mal; a éste que te ha partido
el corazón… ¿Les puedes aceptar en tu vida? ¿Rezas
por ellos? También son obra de Dios y Dios les ama tanto como a ti… ¿Puedes
entender a Dios? Te pide que les mires con amor… Te pide seas Cristiano.
No
te cobijes en tu Bautismo, no es suficiente, hay muchos actos donde damos de
lado a Dios. Lo que quiero decir es que seamos conscientes. Ser Cristiano es
AMAR y, AMANDO, miraremos a Dios de frente.
Llegó
un día en mi vida en que dejé de criticar al mundo; me uní a batallas contra la
injusticia sin mirar los rostros de los injustos; llegó un día en que cualquier
ser humano me dolía y, aún así, no era fiel cristiana, me faltaba tanto…
Debía
amarles como a mí mismo. Lo intenté cada día y en esa batalla me encuentro. Sí,
es posible, y me di cuenta de lo que Jesús quiso decirnos antes de morir; lo
explicó de mil maneras y nos enseñó a orar para que siendo “Saulo de Tarso”
(enemigo), nos convirtiéramos en San Pablo (el mayor defensor del cristianismo).
Vayamos
pues y confesemos que no amamos bien y comulguemos para pedir un buen corazón.
Entonces las almas volverán a manos de su Creador y justificaremos a Cristo.
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